viernes, 4 de octubre de 2013

La Promesa Cínica: tócame que soy realidad



Por: Raúl Rosales León.

El 19 de Agosto en la Universidad Pacífico se realizó un evento para presentar el libro de Alberto Vergara titulado Ciudadanos sin República. ¿Cómo sobrevivir en la jungla política peruana?, organizado por el colectivo Coherencia. Ese día de la presentación no pude intervenir en la rueda de preguntas porque se hicieron respetar las reglas de juego institucional. La señorita de Coherencia que apoyó la realización de la actividad con el espíritu de Douglass North atinó con elegancia y sutileza a quitarme el micrófono de mis manos porque ya se había cumplido la cuota de la ronda de intervenciones. Entonces aprovecho estas líneas para hacer mi intervención con efecto retardado para seguir analizando los problemas y promesas de la jungla política peruana que Alberto Vergara con mucha creatividad aportó con su libro.

En primer lugar señalar que el libro de Alberto Vergara es justo y necesario. El autor es un intelectual público que hace dos interrogantes cruciales ¿qué define a nuestra época? y ¿Cuál su carácter y cuáles sus contornos. El conjunto de artículos que contiene el libro son la melodía que se enmarca en dichas preguntas en los cuatro capítulos del texto. Personalmente, me agrado bastante leer el texto por su capacidad de ingenio, ironía y trasgresión con una fina pluma y buen estilo para desplumar a las élites que no son élites, la fragilidad de la institucionalidad de las República, las contradicciones de la izquierda, entre otras exquisiteces políticas. Por ese motivo, he recomendado su lectura a mis colegas de profesión, trabajo y militancia política; y a partir de ahora compraré la Revista Poder para seguir aportes analíticos de Vergara en la democracia sin partidos made in Perú.


La promesa que no fue promesa para el capitalismo popular


Retomaré a una enunciación de Vergara en el día de la presentación. Luego del magistral comentario del sociólogo Felipe Portocarrero quien es Rector de la Universidad Pacífico, Vergara dijo: “Me has hecho repensar una serie de temas, éste es el problema de juntar una serie de artículos de diferentes matices en solo libro, has (Portocarrero) mejorado mi introducción”. Si bien suscribo las reflexiones y trasgresiones de los artículos de Vergara, tengo algunas observaciones con el ensayo introductorio que explica los últimos 20 años en el Perú que es sintetizado por la metáfora “crecimiento infeliz” enunciado por Alfredo Torres.


En base a la paradójica metáfora Alberto Vergara afirma que el Perú contemporáneo está definido por el desencuentro de dos promesas: la republicana y la neoliberal. Mientras que la promesa republicana es un continuo fracaso, la neoliberal cumplió su promesa en la tierra. Según el autor el crecimiento económico, los mercados desregulados, la desigualdad si hacía falta, el individuo como consumidor y/o empresario se hizo realidad. Entonces el neoliberalismo a la peruana se sostiene sobre la confianza del capitalismo popular, mientras dicha promesa toca realidad, la promesa republicana sigue causando decepciones. A continuación enfocaré mi análisis deconstructivo en la promesa neoliberal que es utilizada por el autor para justificar la argumentación de una República sin Ciudadanos.


En el ensayo de Vergara se argumenta que el éxito neoliberal radica, en gran medida, en la conexión que ésta logró con el Perú popular. El neoliberalismo promete libertad, mercado y emprendedores, siendo Hernando de Soto quien adaptó esta ideología a la realidad peruana en los ochenta. Vergara señala que las élites peruanas fueron persuadidas progresivamente a un discurso que nunca había calado en el Perú: el mercado, agentes libres, títulos de propiedad y empresarios populares. En esa lógica, la promesa neoliberal a la peruana se sostiene sobre la confianza del capitalismo popular. 
Frente al guion argumentativo de Vergara, mi posición es que la promesa neoliberal nunca fue prometida como victoria electoral, sino que se quedó a medio camino en la campaña presidencial de 1990. El escritor liberal Mario Vargas Llosa (MVLl) en calidad de candidato presidencial del FREDEMO enunció con bastante sinceridad y franqueza la promesa neoliberal en el Perú. “El Gran Cambio” con un fondo musical épico fue su discurso de campaña que sintetizó el programa político que surge en un contexto de crisis política, social y económica del Perú. La enunciación de la promesa neoliberal a través del shock neoliberal. Si MVLl hubiese ganado las elecciones la promesa neoliberal pisaba tierra, pero en la segunda vuelta electoral el desconocido Fujimori fue elegido. Entonces la primera observación es que la promesa neoliberal fue rechazada tajantemente por la mayoría de peruanos y, en especial, el sector informal denominado por los neoliberales como el “capitalismo popular” (Hernando de Soto).


Pero irónicamente, este capitalismo popular no confió en la promesa neoliberal enunciada por MVLl. Según Grompone los votantes de Cambio 90 fueron en su mayoría los campesinos de las provincias más pobres de los Andes, los migrantes que hicieron crecer a los barrios periféricos de la ciudad de Lima, los obreros, los vendedores ambulantes, los trabajadores y los dueños de los pequeños talleres, los maestros y otros sectores de una clase media empobrecida. En la misma lógica, Degregori señaló que la votación de Fujimori provino abrumadoramente del polo más golpeado por la modernización en crisis: pobres, provincias, andes, cholos e indios. Entonces, los protagonistas del capitalismo popular no votaron por la promesa neoliberal, sino por el voto de la salvación y el salto al vacío. Entonces, la narración que hace Vergara sobre la buena relación entre capitalismo popular con el éxito de la promesa neoliberal tiene algunas limitaciones. Es menester señalar que el capitalismo popular existió antes de la promesa neoliberal y, por ende, el mundo popular no necesitaba dicha promesa.


El centralismo y modernidad de las principales capitales del país, en especial, la ciudad de Lima hizo surgir en el imaginario rural el mito del progreso (Carlos Iván Degregori) en donde millones de campesinos en vez de buscar un Inca (plasmado el mito de Inkarri) anclado en el pasado, prefirieron buscar el progreso mirando el futuro. “Las locas ilusiones me sacaron de mi pueblo y abandoné mi casa para ver la capital” es la letra de la canción El Provinciano de Luis Abanto Morales que grafica en el imaginario popular el fenómeno migratorio. Este fenómeno fue masivo y ocurrió a mediados de la década del 40 del siglo pasado en donde surgen nuevos actores cholos en la ciudad. La irrupción del Otro Empresario(Valdivia y Adams) emergente en la ciudad criolla estructuraba una ética del trabajo de los migrantes en Lima. “Soy muchacho provinciano me levanto muy temprano para ir con mis hermanos ayayay a trabajar” es la letra de la canción Soy Provinciano de Chacalón que narra las vicisitudes y esperanzas de progresar en la ciudad. El Desborde Popular (Matos Mar) en donde los migrantes cambiaron el rostro de la ciudad de Lima y el Otro Sendero (De Soto) que visualizó a los mercantilistas que utilizaban el Estado para beneficio propio, haciendo que los migrantes construyan su futuro económico en la informalidad: el capitalismo popular.


Si los migrantes y cholos protagonistas del capitalismo popular elogiado por Mario Vargas Llosa en el Prólogo del Otro Sendero (De Soto) hubiesen creído en la promesa neoliberal, entonces el candidato del FREDEMO hubiese sido Presidente del Perú. Un presidente de novela. Pero se construyó otra novela porque existieron factores étnico-culturales que hicieron que los protagonistas del capitalismo popular rechazaran políticamente la promesa neoliberal. Mario Vargas Llosa en el imaginario popular estaba al lado de los ricos (incluyendo a las fuerzas políticas de izquierdas y el APRA).


Esta parte de la historia desdibuja la coherencia del guion argumentativo de Vergara quien construye la imagen de un capitalismo popular con una conexión armoniosa con la promesa neoliberal. De ahí que Vergara proponga la hoja de ruta: del capitalismo popular al republicanismo popular. Pero la promesa neoliberal no se hizo realidad con el capitalismo popular, sino que fue el mito del progreso.


Según Degregori, la escuela, el comercio y en algunos bolsones el trabajo asalariado son los principales instrumentos para esa conquista de las ciudades empujado por el mito del progreso. Pero el mito tiene sus límites, según el autor: “más allá de la muerte de los mitos, germinan y esperan su momento Sendero Luminoso y su gemelo antagónico: el fascismo”. En este contexto surge el verbo político de la promesa neoliberal que luego del crecimiento infeliz fue realidad para los neoliberales.


La promesa que si fue promesa para los neoliberales


Si la promesa neoliberal enunciada por MVLl fue rechazada por el capitalismo popular, entonces la interrogante es ¿cómo logró triunfar? La respuesta es muy simple: por la promesa cínica del no al shock neoliberal. El neoliberalismo a la peruana luego del triunfo electoral del Ingeniero Fujimori no fue una promesa hecha realidad, sino una imposición cínica. Una imposición aplaudida y soñado por los neoliberales. En ese contexto histórico, el General Pinochet en Chile era un caso de imposición de política económica neoliberal en Latinoamérica.


Fujimori ganó sin plan de gobierno, sin partido político y sin base social de apoyo. Entonces frente a la hiperinflación y crisis económica heredada del hiperpopulismo de Alan García, Fujimori tomó el plan de gobierno de los neoliberales para emprender la llamada promesa neoliberal: un giro económico al margen del electorado que voto por el no shock neoliberal, pero muy beneficioso para una elite de empresarios, políticos y técnicos que perdieron en las elecciones de los 90tas. Luego de 20 años de crecimiento infeliz los mayores beneficiarios de dicha promesa fueron los vecinos del balneario de Asia: la promesa neoliberal fueron para los neoliberales, pero no de sus trabajadoras del hogar.


El balneario de Asia es un indicador del desarrollo económico en el Perú que no fue protagonizado por el capitalismo popular. En el ensayo de Vergara no visualiza el motor del crecimiento económico del neoliberalismo: la matriz económica primario exportadora. El crecimiento de los índices económicos y los ingresos fiscales récord en las últimas décadas en el Perú no lo generaron los protagonistas del capitalismo popular porque éste sector emerge en la informalidad. Un caso actual es la minería informal que no paga impuesto a la renta y sus derivados como canon, gravamen minero, regalía mineras, fondos sociales, responsabilidad social empresarial, entre otros. En cambio, el extrativismo neoliberal aportó a la renta minera el 20% de los ingresos fiscales del Perú y las actividades de ese sector representan el 60% de las exportaciones peruanas.


Según Carlos Monge, el crecimiento económico global ha traído consigo una creciente demanda y altos precios por los minerales y los hidrocarburos en los mercados internacionales, las que a su vez han estimulado un boom de inversiones en grandes proyectos de exploración y extracción de estos recursos naturales no renovables en la región. Este boom de las inversiones en el Perú fue canalizado por los neoliberales en clave extrativista que tuvo como punto de partida el autogolpe de Estado del 5 de Abril de 1992 en donde las Fuerzas Armadas apoyaron el giro económico neoliberal de Fujimori. Con la captura de los líderes subversivos de Sendero Luminoso y el MRTA, Fujimori obtuvo el poder total para el cambio de Constitución Política. A partir de la Carta Magna de 1993 se estableció las nuevas reglas de juego en materia económica. Por este motivo en la última carta del Fujimori desde la cárcel, hace recordar al Presidente Ollanta Humala que la pujanza económica se debe a la Constitución de 1993, mientras que los gobiernos posteriores a su mandato (Toledo, García y Humala) solo se dedicaron a cosechar los frutos que él sembró con sus diez años de gestión.


Entonces el desarrollo económico neoliberal en el Perú no adormeció con sus carencias institucionales, como señala Vergara, sino que fue todo lo contrario. El fortalecimiento organizacional de las islas de modernidad y eficiencia (Julio Cotler) como el Ministerio de Economía y Finanzas, Superintendencia de Bancas, INDECOPI, entre otras hicieron factible establecer solidas instituciones para incentivar el crecimiento económico en base a la matriz primaria exportadora. Lamentablemente esto no sucede, según Julio Cotler, con los Ministerios de Salud y Educación. El piloto automático en materia económica tiene fuertes bases institucionales gestionado por los tecnócratas y liderados por Ministros del MEF en base a su enfoque por resultados. Su promesa cínica tocando realidad con la mano invisible del Estado que según Francisco Durán los intereses privados han capturado el Estado. Esta mano invisible fue factible porque durante el gobierno de Fujimori, todos los ocupantes del Ministerio de Economía y Finanzas y del Ministerio de Industria han sido empresarios, empresarios economistas, político-empresarios o profesionales vinculados con el sector privado. Y esta tendencia se mantiene hasta la actualidad.


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Más allá de las observaciones deconstructivas, el texto de Vergara es importante por la preocupación por la República Peruana. El conjunto de artículos estructurados es una invitación a la reflexión sobre la jungla política peruana y repensar la forma de hacer política. Aprovecho estas líneas para felicitar la iniciativa del colectivo Coherencia en propiciar el debate a través de la presentación del texto de Vergara y, sobre todo, agradecer a la señorita de dicho colectivo quien hizo respetar las reglas de juego institucional en la ronda de intervenciones. Y de paso me obligó a escribir mi intervención en efecto retardado.

Finalizo señalando que la institucionalidad es fundamental para la construcción de una República, y al acercarse el Bicentenario de la Independencia del Perú es justo y necesario trascender la clásica celebración folclórica sobre el hecho histórico para imaginar críticamente la construcción de una República de ciudadanos y ciudadanas.

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