domingo, 1 de septiembre de 2013

Antropólogos/as en aislamiento voluntario




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Por: Raúl Rosales León.
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En una noticia de Euronews se mostró la existencia de los pueblos indígenas en situación de aislamiento voluntario y contacto inicial. Las imágenes inéditas de esta población en plena selva produjo la clásica dicotomía entre un nosotros civilizado televidente y la otredad salvaje sin smartphones. La fascinación de la mirada occidental por lo exótico había regresado.  Pero éste tipo de fascinación siempre fue cuestionado por Carlos Iván Degregori que de forma magistral invirtió esta mirada presentando a las élites limeñas de las playas de Asía: ellos también puede ser presentados como una población en aislamiento voluntario del resto del país. Las élites aisladas en sus ínsulas veraniegas en donde se hace realidad la promesa neoliberal.   
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La semana pasada se realizó la jornada curricular 2013 organizado por la Escuela Profesional de Antropología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En este evento también se pudo comprobar que el fenómeno del aislamiento no es propio de los pueblos indígenas de la Amazonía o de las élites limeñas de Asia. Irónicamente se incluye al nosotros etnográfico diverso. El objetivo del siguiente artículo contribuir al debate y diálogo sobre la necesidad de mejorar los aprendizajes de los estudiantes de antropología en una sociedad compleja como la peruana en el contexto de la globalización.
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Había pasado un año desde que escribí un artículo titulado la Otredad Estudiantil Antropológica, que narraba y analizaba las Jornadas Curriculares etnográficas en San Marcos. La pasada semana (lunes 19 de Agosto) la Comisión Curricular presentó a la micro-comunidad sanmarquina los resultados de su trabajo. Con una vocación democrática se abrió el diálogo entre profesores y estudiantes para llegar a consensos sobre la forma de llevar los seminarios de investigación, construir el perfil de los egresados de antropología, las formas de mejorar la enseñanza, entre otros.  La moderación del taller fue llevado a cabo por Fabiola Yeckting  y Pablo Sandoval quienes dirigieron en pared la jornada curricular y el plan de mejora.  En mi calidad de profesor invitado del curso de Estudios Culturales asistí a los dos primeros días de la jornada. En el primer día fue interesante porque se plantearon varias posturas sobre llevar las líneas de investigación para la elaboración de tesis. Al finalizar la actividad, Sandoval planteó una serie de interrogantes para la construcción del perfil del estudiante sanmarquino los cuales se trabajaría el día siguiente.
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En el segundo día de jornada, estaba todo preparado para continuar con el dialogo abierto e intercambio de puntos de vista para mejorar la enseñanza de la antropología. Se inició la jornada y la moderadora Yeckting abrió la rueda de intervenciones.  En ese momento levanté la mano para hablar sobre el perfil del egresado de antropología, siguiendo uno de los rasgos de los componentes del plan de estudios 2013 conformado por la apertura al “diálogo interdisciplinario”. En esa lógica, mi propuesta consistió en incluir el curso de Estudios Culturales en calidad de electivo en el IX semestre porque éste aporta en abrir el diálogo interdisciplinario dentro de las ciencias sociales.  Algo que no hacían otros cursos electivos como parentesco y nuevas formas de afinidad, temas en estudios urbanos, amazónicos y andinos. Entonces, frente a estos cursos que simplemente ofrecen más de lo mismo (porque también son cursos obligatorios),  mi propuesta fue abrir una perspectiva teórica que contribuya a la mejora de los aprendizajes de los estudiantes en clave interdisciplinaria.  

Un  alumno egresado también intervino señalando que sería oportuna la inclusión del curso de Estudios Culturales porque aportaría una competencia al egresado en la lógica de apertura interdisciplinaria.  Luego de un momento a otro, Pablo Sandoval tomo la palabra, cortando la rueda de intervenciones, para transformar a la Comisión Curricular en una entidad promotora de la Consulta Previa de los Pueblos Indígenas. Con el espíritu del Reglamento de la Consulta Previa (Decreto Supremo N° 001-2012-MC), Sandoval asumió la representación de los integrantes de la Comisión para tomar por su propia cuenta la decisión final: “los Estudios Culturales no se incluye en el plan de estudios”, fue la sentencia.  Luego del relato de una micro-historia al paso sobre la antropología en el Perú, Sandoval justificó la exclusión del curso por ser “postmoderno” y porque no había relación con la antropología. Después la moderadora, Fabiola Yeckting hizo un micro-balance sobre el debate planeado por los Estudios Culturales señalando que si bien es interesante dicha teoría, ésta se encuentra incluida en el curso Pensamiento Antropológico 3.  Parecía que ambos colegas no estaban de acuerdo sobre la relación entre los Estudios Culturales y la antropología: por un lado Sandoval lo margina de la antropología, por otro Yeckting lo incluye  en el pensamiento antropológico.
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Luego de una serie de intercambio de posturas sobre la pertinencia del curso, se había llegado a las raíces epistemológicas para saber sobre qué se estaba hablando cuando se enunciaba términos como cultura, teoría, interdisciplinario, contemporáneo, postmoderno, entre otras exquisiteces conceptuales. Lo irónico del asunto es que las mismas interrogantes también había sido punto de agenda de la jornada curricular del año 2012, y seguro que el siguiente año se tocaría el mismo punto. Finalmente se pudo incluir la propuesta de inclusión del curso de Estudios Culturales en la Comisión Curricular con cierta incomodidad de la moderación colegiada.     
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Algo que llamó la atención, fue la postura de la Comisión Curricular de exclusión del curso de Estudios Culturales sin consulta previa. Una cosa es que a los miembros de la Comisión no les guste el curso (y tiene todo su derecho de cuestionarlo y criticarlo), pero otra cosa es construir un perfil de los egresados de antropología como una especie de población en aislamiento voluntario. Un aislamiento sobre el debate actual que ofrece la teoría sin disciplina de los Estudios Culturales. Por un lado la Red para el Desarrollo de las Ciencias Sociales (conformado por la Universidad Católica, Universidad Pacífico y el Instituto de Estudios Peruanos) promueven el debate y la producción de conocimiento sobre la relación entre cultura y poder, pero en San Marcos se aísla a los estudiantes sanmarquinos a ignorar la propuesta académica y política de los Estudios Culturales. Antropólogos/as en condición de aislados y contacto inicial post-exóticos.
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¿Por qué se asume una postura de una pureza antropológica sin contaminación postmoderna? ¿Por qué se reproduce una posición paternalista frente a los estudiantes como ausentes de agencia para decidir sobre los cursos que desean estudiar? ¿Por qué se considera a los Estudios Culturales como un fetiche de la postmodernidad? La respuesta es un misterio y, en especial, en el colega Sandoval quien fue compilador junto con Ramón Pajuelo de un libro titulado Globalización y diversidad cultural. Una mirada desde América Latina (2004) publicado por el Instituto de Estudios Peruanos. Un texto que promueve un debate en donde e incluye a los Estudios Culturales como un referente teórico a tomar en cuenta para el análisis de la realidad latinoamericana.  Los compiladores ofrecen un balance de mencionada teoría:
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“parten de una búsqueda deliberada de romper las amarras entre teoría y poder, cuestionamiento de la noción de objetividad científica y reivindicando la posibilidad de generar saberes para la intervención política-simbólico.  Estas premisas, que le dieron sentido a los Culture Studies durante el periodo inicial en Birminghan, Inglaterra, han inspirado un abordaje sumamente crítico de las disciplinas sociales, especialmente de la antropología. Los estudios culturales reivindican el cruce de las disciplinas, así como una forma de razonamiento desligada de los marcos disciplinarios, por lo cual postulan una suerte de indisciplinamiento de las ciencias sociales, así como una trama transdisciplinaria” (2004: 5-6)



 
Resulta irónico que la tendencia teórica satanizada por Sandoval por su contaminación postmoderna a la pureza del pensamiento antropológico fuese resaltada como importante en el año 2004. Un caso más de memoria y olvido en el Perú. La postura de Sandoval en la Jornada Curricular fue contradictoria, él si puede conocer y cuestionar, pero los estudiantes deben mantenerse al margen de los Estudios Culturales. Pero esto no es una novedad. La Escuela de Antropología también estuvo al margen de los Estudios Culturales en mis tiempos de estudiante en San Marcos. 
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En el año 2001 tuve conocimiento de esta tendencia teórica a través de un seminario sobre Estudios Culturales y, posteriormente, por el texto Estudios Culturales. Discursos, poder, pulsiones (2002) publicado por la Red para el Desarrollo de las Ciencias Sociales. Los editores (Gonzalo Portocarrero, Víctor Vich, Santiago López Maguiña y Rocío Silva Santisteban) sintetizan la idea central del texto en la contratapa: “En los últimos años la revaloración de lo simbólico ha hecho de la cultura un área de creciente interés para estudiosos de diversas disciplinas. Antropólogos, filósofos, historiadores, sociólogos, críticos literarios, psicoanalistas  están tratado de responder las mismas preguntas…desde un diálogo con nuestra realidad compleja e inacabada”. De los 32 investigadores de ciencias sociales que participaron en el seminario y la publicación, solo dos fueron colegas del campo antropológico: Norma Fuller y Carlos Iván Degregori fueron quienes aportaron al diálogo interdisciplinario en los Estudios Culturales.
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Cuando los Estudios Culturales se hacían presente en la comunidad académica de ciencias sociales, la Universidad San Marcos vivía su primavera democrática luego de los tiempos autoritarios del fujimorismo. Existió un contexto institucional de apertura con participación de docentes y estudiantes para reformular los planes curriculares en las diversas escuelas de las facultades.  En el caso de la Escuela Profesional de Antropología el debate sobre el nuevo plan de estudios se inició en el año 2001 y fruto del diálogo y la reflexión se estructuró el Plan de Estudios 2004 en donde se incluyó por primera vez en la historia de la antropología el curso de Estudios Culturales (en el X ciclo). Luego con el pasar de los años, se volvió hacer el Plan de Estudios 2009 como producto del péndulo democrático sanmarquino, y el curso Estudios Culturales se mantuvo. Pero ahora con el  Plan de Estudios 2013 el panorama de mencionado curso es complicado porque  se encuentra en proceso de extinción en el pregrado de antropología gracias a los miembros de la Comisión Curricular. Un curso acusado con mucha ligereza de contaminación postmoderna, una representación tan estereotipada como enunciar que San Marcos está tomada por los jóvenes del MOVADEF.  
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Más allá de mi interés académico por los Estudios Culturales, existe una institucionalidad de esta teoría sin disciplina en los nuevos planes de estudios de antropología desde los años del post-fujimismo. No fue un capricho o una invención que surgió de la nada postmoderna. Esto fue parte de un contexto de construcción apertura académica e interdisciplinaria para comprender los complejos problemas del Perú en el proceso de la globalización.  Por este motivo, el debate está abierto, la Comisión Curricular de manera institucional debe volver analizar la pertinencia del curso en cuestión junto con la participación de los estudiantes. Dejar la posibilidad para que los estudiantes puedan elegir dicho curso como parte de la construcción de sus aprendizajes en clave interdisciplinaria.   
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Los últimos hechos de policías infiltrados en una asamblea universitaria en San Marcos, quienes al ser descubiertos por los estudiantes, dispararon con arma de fuego al aire son un indicador de la crisis institucional del Estado peruano. Irónicamente en la misma hora de este incidente, en la plaza San Martín se hacía memoria de los diez años de entrega de la Comisión de la Verdad y Reconciliación.  La crisis institucional también está presente en San Marcos por el deporte de los decanos interinos vitalicios y otros vicios más. Por este motivo, es justo y necesario la construcción de canales de diálogo para buscar la mejora democrática de la universidad y de los aprendizajes necesarios que oriente una apertura interdisciplinaria de los egresados. Promover que los estudiantes observen más allá de sus ombligos disciplinarios para analizar, criticar y proponer porque la universidad no está en aislamiento voluntario de la sociedad.   

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