viernes, 17 de septiembre de 2010

Lo malo de la gran familia humana

¿Qué significa ser el padre en la familia y la sociedad? ¿Cuál es el papel de la figura del padre en la historia peruana? ¿Puede existir una sociedad sin padres? y ¿Cómo se puede relacionar la teoría de los Estudios Culturales con la ironía de mafalda?

9 comentarios:

  1. La figura paterna es símbolo, entre otras cosas, de la autoridad y del poder. Dicha significación, en un contexto como el latinoamericano, donde históricamente el poder ha coexistido con un fuerte correlato de violencia, configura un ethos particular donde las distintas formas de violencia -tanto simbólica como explícita- se plantean como generadoras y alimentadoras de una mentalidad colectiva cuya lógica tiene mucho de lo que se conoce como autoritarismo.

    "Padre" como concepto es una categoría social, al igual que "madre". Ambos términos están cargados de sentidos y nociones cuyos orígenes son posiblemente tan antiguos como la raza humana. Puntualmente, la figura del pater es relativa a una determinada concepción del mundo, y está sujeta a transformaciones. Cabe sin embargo preguntarse, me parece, si existe alguna relación entre la idea de paternidad con la naturaleza humana; pero ese es otro tema, que le correspondería estudiar a la sociobiología supongo.

    Según lo que entiendo hasta ahora, los estudios culturales surgen junto con un impulso académico tácito orientado a un programa de acción política de izquierda, cuyo fin último es transformar la sociedad. Percibo la ironía de Mafalda como un reflejo del binarismo hegemonía/subalternidad, que prima en las relaciones humanas a nivel mundial. El mensaje insta a reflexionar y a subvertir esta lógica destructiva y aniquiladora.

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  2. el paternalismo:

    Este es un fenómeno social, no único en nuestro país, sino que afecta a varios países de nuestra región. "el padre", "el señor", son figuras existentes y que prevalecen en las relaciones sociales, hasta el día de hoy.
    Pareciese que no podemos vivir sin un padre que nos proteja, nos acoja y que nos diga por dónde ir. Este es un producto de lógicas de gobierno existentes desde la colonia. Y una versión más moderna recae en el clientelismo. El "cliente", hijo que necesita de su "padre" y así soporta todo tipo de situaciones, a condición que le otorguen favores políticos y sociales.
    Esta lógica inmersa en nuestra forma de manejarnos dentro de la vida social, la aprendemos desde los primeros medios de socialización.
    La pregunta no es si existe o no. sino: ¿podemos neutralizar estas lógicas?¿podríamos vivir sin un "padre"?

    Mafalda:
    Pareciese que con esa simple observación, nos dijese que, la lógica del padre, prevalece, pero nadie quiere ser hijo. Pero no puede haber un padre sin hijos, no?
    Nadie quiere ser el subalterno, el desplazado, el "otro", en una relación.
    La relación existente entre la teoría de estudios culturales y la intención de la filosa sentencia mafaldina, es que los estudios culturales son hijos no reconocidos de las ciencias o disciplinas de las que parten, engendrados en una larga relación, pero adúltera (sentido: relación existente pero no reconocida por la comunidad científica).
    Los estudios culturales, al menos en la facultad, no son tema que se toquen tan fácilmente; incluso son desdeñados y tomados como no científico. Lo cual es razonable, ya que su escencia es antidisciplinaria. O sea, el hijo rebelde...

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  3. Una de las explicaciones a nuestro ser autoritario, ya fue sugerida por el historiador Flores Galindo hace algunos años: nuestros países han sobrevenido a la vida independiente en un contexto de grave escisión entre el naciente Estado y la sociedad.

    En el Perú, particularmente, nadie luchó en realidad por la emancipación, y quienes argumentaron o emprendieron acciones a su favor, lo hicieron en atención a intereses particulares. El Estado peruano se fundó un poco a regañadientes de la mayoría de sus "ciudadanos", entre los cuales prevalecía la desunión y el odio mutuo, antes que un sentimiento de pertenencia a una comunidad nacional en gestación. Ése es nuestro drama y, en parte, el origen de nuestras desgracias.

    Menciono esto porque creo que contribuirá a aprehender las lógicas de autoritarismo y ciudadanía que hemos heredado, nociones éstas que se encuentran inextricablemente unidas en la sociedad peruana. Y lo menciono también para cuestionar la idea de que vivimos en democracia: nada más falso.

    A propósito, encontré unos versos del poeta vasco-español Blas de Otero que, según creo, retratan como pocos nuestra realidad actual:

    Pueblo mío,
    los que te dicen bienaventurado,
    ésos son los que te engañan.
    Oh tierra
    hermosa, merecedora de
    ancho camino.

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  4. ¿Realmente sigue extendida la idea del padre como cabeza de familia y proveedor de ésta? Ciertamente, se podría argumentar que en una sociedad tradicional como la nuestra es así. Lo comprueban frases como “soy padre y madre a la vez”, para el caso de las madres solteras (o padres solteros, claro). En ésta, se explicita la composición dual de la familia. Por un lado, el padre llamado a ser cabeza y proveedor, lo que le brinda la posición más elevada en la jerarquía familiar. Y, por otro, la madre llamada a ser la responsable de los hijos, labor no menos importante que la del primero pero, tal vez, con menos popularidad en términos de autoridad. Sin embargo, creo que esta visión, si bien no es gratuita, refleja una especie de obnubilación positivista que se ha propagado a lo largo de nuestra historia.

    Parto del hecho de que al cargo que se ocupa de las relaciones económicas, es decir, la que tradicionalmente brinda el progreso y desarrollo familiar, tiene un mayor rango de autoridad y reconocimiento, mientras que el cargo que se ocupa de las relaciones sociales se le deja de lado en ese mismo sentido. Esta visión se refleja también, en nuestra sociedad, a nivel político y marca el conservadurismo con que éste se maneja. Durante los últimos años, en el Perú (por no decir durante toda la historia republicana), se ha evidenciado el carácter economicista del discurso del Estado. Éste le ha brindado vital importancia al desarrollo del país en términos de infraestructura y de relaciones comerciales: TLC's por aquí, innumerables contratos con transnacionales por allá, remodelación y construcción de colegios por acá, etc. Sin embargo, los conflictos sociales se dan como el pan de cada día. Luego, el que debería ser el principal portavoz de todos los que vivimos en este país, culpa de estos hechos a aquellos hijos malintencionados que entrampan el progreso económico. Pero, ¿no será, más bien, esta manera de hacer política la que ocasiona estas situaciones?

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  5. No se pretende aseverar que un aspecto debe cambiarse por el otro. Creo en la interrelación de ambos, en la actuación articulada. Despojar esta idea de la autoridad del “padre” sobre la familia. Brindarle un espacio legítimo y autónomo a la “madre”. Hacerlo sólo en el discurso, trae resultados nefastos como los vistos en Bagua, Moquegua, Cusco y, lamentablemente, un largo etcétera.

    Para tal objetivo, se han creado diversas opciones para hacer política desde fuera de ésta. Mafalda, un claro ejemplo. De la misma manera, el impulso que pretende el discurso de los Estudios Culturales; si se quiere, contestatario y crítico contra el status quo de la sociedad, y de paso, contra el academicismo tradicional, proporciona la opción de romper con las fronteras disciplinares y hacer trabajo intelectual y político desde fuera.

    *Una invitación a los políticos tradicionalistas: el Fletcher Memorial Home pinkfloydiano.
    http://www.youtube.com/watch?v=VL3Vklb6yaE

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  6. Hace poco conversaba con un asesor de un partido político peruano. Hablábamos sobre la necesidad que tienen muchos de quejarse de todo, que si le faltan servicios, si le falta salud, dinero, trabajo, representantes, leyes que lo favorezcan. Él me dijo que solo es un pequeño porcentaje de peruanos los que se quejan de ello, los demás son los que generan sus propios espacios económicos, muchas veces ajenos a la administración y protección gubernamental. Además me dijo que así es como se piensa del peruano promedio desde los espacios institucionales, cerrando los ojos ante la realidad. En todo caso me parece que es la manera más fácil de aplicar todo el sistema de control (cuerpo y voces) sobre nuestras vidas, sustentándose en que lo único necesario para generar desarrollo e igualdad es (programando desde los discursos oficiales de desarrollo) impulsar políticas de inclusión pero desde la competencia económica, de mercado.
    El discurso justifica la desigualdad y exclusión social, cultural y económica a la incapacidad de muchos otros peruanos de, a pesar de las "oportunidades" que el estado ha generado negociando recursos nacionales, desarrollar capacidades competitivas en el ámbito comercial. Su justificación se sustenta en la evidencia de ser una de las economías que más ha crecido en la región y que sucedió gracias al esfuerzo de los que no se quejan.
    El sistema peruano resulta ser así un padre especial, que nos da la oprtunidad de crecer y obtener un pedazo de poder, nivel social y cultural privilegiado solo sabemos pelear por él. Según nuestro "padre" las condiciones han sido justas y si no logramos ganar más que lo invertido es por nuestra costumbre faldera de esperar que él intervenga en nuestro juego a nuestro favor (con el mercado).
    Entonces, justifica su ausencia culpándonos por no ser emprendedores pues "el futuro es para el que descubre un espacio para vender sus productos". Su no produces, no creces, si no creces, no juegas en el mercado y si no juegas acá entonces ¿en qué condiciones seremos ciudadanos? ¿què categorías de ciudadanía se crearán para los que se "quejan" de la ineficiencia del sistema?
    Creo que el caso del padre peruano es más complejo que que el de otros países de la región. Implica una autoridad racista y que privilegia a uno de sus hijo solo en cuanto produce.

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  7. Para terminar la idea.
    Este "padre" pareciera ser un accionista de una empresa inversora aquí: no conoce a sus trabajadores, pero es dueño del destino laboral de ellos y crea políticas administrativas de su fuerza y tiempo de trabajo, sin tomar en cuenta factores de desarrollo humano.
    Sus mismas instituciones trabajan en ese único camino de desarrollo, que sin ser proyecto nacional inclusivo, procura, a veces a la fuerza, que todos trabajemos en busca del mismo ideal.
    Entonces, no sé si es un "padre" más que un administrador de empresas, y nosotros su inversión.

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  8. Ser padre de familia significa ser la cabeza del grupo, el representante del mismo. A partir del momento que se hace un sujeto representativo ejerce una relación hegemónica con los demás integrantes del grupo familiar (una representación distorcioanda). Este padre representativo descansa sobre un discurso que le otroga las facultades y que lo ligitima como tal. Eso es lo que significa ser padre de familia en la sociedad. El discurso en el que descansa el padre representativo es el que se ha venido reproduciendo en las industrias culturales durante siglos. El sujeto se constituye de esa reproducción consumida. Ahora, el papel del padre en la historia peruana tiene mucho que ver con la invasión de nuestro territorio por los españoles. El colonialismo se interiorizó en la subjetividad de la población, dándose una relación de autoridad por un lado y de pasividad por el otro. El peruano se ve desprotegido y es el padre español quien le brinda las herramientas para ser un sujeto civilizado. El español es quien lo protege. Ese deseo de querer ser protegido y representado es una de las características del discurso de ser el hijo -el peruano desamparado- lo cual fortalece la realidad del padre representativo.
    Los Estudios Culturales permiten la identificación de ese discurso. En la familia podemos diferenciar a los integrantes, pero se tiene interiorizado que el padre es quien representa. La deconstruddción de los significados de este discuso lleva a que se puedan articular otros siginifcados que solucionen -por así decirlo- las contradicciones y luchas sociales en reacción a al mismo.

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  9. Ser el padre en la sociedad significa tener autoridad sobre otros. Creo que no solo se asocia a la autoridad que, asumiendo el sentido literal de la palabra, pueda tener un padre dentro de una familia (sobre sus hijos o su esposa), sino a la autoridad y al ejercicio de poder que tienen algunos individuos sobre otros. Y no sólo a la autoridad ejercida a través de la fuerza, sino también (y esto es lo más sutil y complicado) a través de mecanismos simbólicos interiorizados por los individuos "súbditos" o hijos, los cuales terminan legitimando el orden social y cultural planteado por el padre. Asimismo, el hecho de ser una categoría que refiere a lo masculino, el ser padre implica el ser algo o alguien dentro de un orden patriarcal, donde lo referido a lo femenino y a la mujer esta subordinado a una estructura patriarcal ¿por que nadie quiere ser la madre? o recordemos esa expresión refiriéndonos a alguien de manera despectiva: "¡es una madre!" (con esto no digo que no hayan otras connotaciones del termino madre, pero preguntémonos si es que hay una forma despectiva donde la categoría padre se tome en cuenta) . En resumen, creo que ser el padre implica el ocupar el lugar privilegiado dentro de una relación desigual con los otros; relación cuya desigualdad se vuelve más compleja si tomamos en cuenta que para organizarla se asumen y se acentúan distintas dimensiones de la vida social (como el género, la etnicidad, la clase social, etc)

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